Los órganos cuya estructura y función se ven alterados a consecuencia de la hipertensión arterial no tratada o no controlada se denominan «órganos diana» e incluyen el
sistema nervioso central,
arterias periféricas,
corazón y
riñones, principalmente. La asociación entre la presión arterial y el riesgo de
cardiopatías,
infarto agudo de miocardio,
derrame cerebral y enfermedades renales es independiente de otros factores de riesgo. Por ejemplo, en individuos comprendidos entre las edades de 40 y 70 años de edad, cuando la presión arterial se encuentra entre 115/75 a 185/115 mm
Hg, cada incremento de 20 mm
Hg en la presión sistólica o de 10 mm
Hg en presión
diastólica duplica el riesgo de aparición de alguna de estas enfermedades.
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