jueves, 5 de enero de 2012

El cerebro del corazón

También Los fabulosos Cadillacs hicieron del palpitar del corazón una canción: ”Por ese palpitar que tiene tu mirar, yo puede presentir que tu debes sufrir, por esta situación que nubla la razón sin permitir pensar, en que ha de concluir el drama que existe entre los dos, tratando simular tan solo una amistad mientras en realidad se agita la pasión, que envuelve al corazón y que me obliga a callar….yo te amo”
Las investigaciones parecen demostrar que estas cualidades intuidas del corazón tienen un formato inteligente. Se comprobó que las emociones se conectan con el corazón, que el corazón reacciona ante un estímulo antes que el cerebro, porque su campo electromagnético es 100 veces superior y puede tomar decisiones antes que el cerebro se entere. Además el corazón posee un sistema nervioso autónomo que le permite observar, aprender y memorizar.
Por ese palpitar. Al latir el corazón influye en el cerebro y su combinación estratégica  con las razones del corazón mejora su rendimiento. Las emociones positivas generan un estado de coherencia que mejora las destrezas de aprendizaje y el control de las enfermedades.
De esta manera se logra obtener un poder inteligente que vincula el querer con la eficacia. En estado de coherencia se coordinan la presión, los ritmos respiratorios y cardíacos, con las ondas cerebrales.
El ritmo cardíaco puede modificarse con la respiración y con la imaginación. Cuando se aprende a coordinarlos se accede a estados de conexión inmediata y de gran tranquilidad y placer.
Las técnicas orientales intentan desapegar el corazón de la razón.  Sin embargo es posible meditar pasiva o activamente, aquietar la mente o agitarla para generar ideas. Las fases de la creatividad son: preparación -nada surge de la nada- incubación -el inconsciente procesa aun durmiendo- iluminación -las ideas aparecen de golpe-  aplicación -el bohemio calienta la pava, el innovador se toma el mate.
El cerebro de Einstein no era la computadora biológica de un genio, su punto fuerte era la conectividad –lo que se dedujo al analizar del volumen de su lóbulo parietal- y su cerebro pesaba 1.5 kgs, lo mismo que un cerebro común. Es decir que no valía por su peso u origen sino por cómo lo hacía funcionar. La plasiticidad es la capacidad del cerebro de autoformatearse en la acción. Einstein era un maestro para conectar el cerebro y el corazón. Una vez dijo:”nunca descubrí nada con mi hemisferio racional”.
Los círculos de atención. La dupla meditación-atención se activa sabiendo pasar de un estado a otro de conciencia, lo que permite construir mapas mentales creativos sobre cualquier tema. Para que la fórmula funcione y se recicle continuamente es necesario preparar el proceso creador con la lectura y la escucha. El hombre es el único ser que logró tallar el alfabeto en su cerebro. Esto le brindó una capacidad de comunicación insuperable. Cuando la meditación se convierte en una creencia religiosa suspende el proceso, porque las creencias habitualmente impiden pensar, que es la herramiental que disponemos para resolver problemas. La meditación rompe con la rutina, abre la mente. Pero como en la paradoja de  imposible cumplimiento: sé espontáneo, hay que meditar sin reglas fijas, sabiendo que mientras el cerebro analiza con una finalidad estratégica, el corazón sintetiza creando ideas inspiradoras. No se puede vivir con el corazón cerrado ni cultivar el pensamiento sin la capacidad de sentir. Las ideas no se pueden programar. Las mejores ideas surgen en la cama, el baño o el colectivo.

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